El “estrés malo”
en la docencia lleva a diversas consecuencias perjudiciales, entre ellas, la
desaparición del liderazgo pedagógico ¿En qué consiste este
liderazgo? ¿Qué podemos hacer? El Dr. Hue se refiere a este tema, en
el marco del programa de pensamiento emocional.
El liderazgo es
la competencia que más contribuye al bienestar docente. Se puede definir el
liderazgo como la función de dinamización de un grupo o de una organización
para generar su propio crecimiento en función de una misión o proyecto
compartido (Pareja). El liderazgo es la competencia por excelencia del
profesorado. Maestros y profesores son líderes de sus alumnos y esto se
consigue a través de la autoridad. Hoy, en nuestras aulas se habla de falta de
autoridad e incluso, algunas Comunidades Autónomas han promulgado leyes sobre
la autoridad del profesorado. Ahora bien, es preciso que distingamos entre
autoridad y poder, entre auctoritas y potestas. La potestas, es el poder del
profesorado emana de su nombramiento y se expresa mayoritariamente a través de
las notas, mientras que la auctoritas, la autoridad, la ascendencia sobre los
alumnos se consigue a partir de la confianza que podamos darles y esta
confianza nace de un conjunto de competencias emocionales, nos dice el método
de pensamiento emocional y para ello, nos propone un conjunto de ejercicios que
nos ayuden a desarrollarlas.
a) La capacidad
para mantener relaciones. Los profesores debemos ser sociables, tenemos que
saber cómo entablar relaciones, pero sobre todo, tendremos que saber
mantenerlas. Muchas veces encontramos fácil hacer nuevas relaciones, sin
embargo, ya no es tan fácil mantenerlas.
b) La capacidad
para conocer y organizar grupos. Tanto dentro del aula, veremos, pero también
fuera de ella (Hernández). El liderazgo no es algo exclusivo del ámbito
docente. Es más, veremos cómo los docentes que seamos capaces de organizar
grupos fuera del aula tenemos una mejor competencia dentro de ella. Para
desarrollar esta competencia el método de pensamiento emocional nos propone una
técnica original derivada del sociograma de Moreno. Se trata del sociograma
emocional que se basa en la intuición, en la mera observación por parte del
profesor que traslada las relaciones apreciadas a un dibujo igual que aquél que
utiliza el sociograma clásico.
c) La capacidad
para resolver conflictos. Los líderes docentes tenemos que formarnos también en
desarrollar nuestra capacidad para resolver conflictos. En tal sentido, este
método propone una serie de ejercicios que nos ayudan a analizar qué es un
conflicto, por qué surgen los conflictos, cuáles son sus consecuencias, cuáles
sus agentes, cuáles sus implicaciones ambientales, cómo presentar alternativas
de resolución y cómo conseguir que las personas enfrentadas puedan resolver sus
diferencias con las consiguientes compensaciones y reparaciones.
d) La capacidad
para establecer una adecuada convivencia en clase. La convivencia es fruto del
hecho de compartir objetivos, objetos, valores, normas en el justo medio que
consiga el máximo beneficio para aquellos que conviven. En tal sentido cabe
hablar de la capacidad del profesorado para fomentar una disciplina democrática
(Mc. Court), surgida de la razón y no de una emoción partidista, fruto en la
mayor parte de los casos del convenio de normas establecido entre el profesor y
los alumnos. Una fórmula que propone el método de pensamiento emocional es el
denominado tutor afectivo (Cabrera y otros) que puede coincidir con el tutor de
clase de Primaria o Secundaria, pero preferiblemente será aquel profesor o
profesora que a lo largo de la permanencia de alumno en el centro actúe sobre
él como un coach. Esta fórmula es especialmente útil con alumnos con conductas
disruptivas (Uruñuela).
e) La capacidad
para la mediación. Cada día más en el ámbito judicial y el educativo se utiliza
la mediación como sistema de resolución de conflictos en los centros y en la
mejora de la convivencia. Los docentes debemos formarnos en técnicas de
mediación a sabiendas de que la mediación más que una técnica es una cualidad
otorgada por las personas en conflicto desde la confianza. Esto es que no sólo
es importante nuestra formación en técnicas de mediación, sino en conseguir el
liderazgo en el centro para que las partes en conflicto acudan a nosotros como
mediadores en sus litigios.
Pero el método de
pensamiento emocional, además, nos indica dos tipos de liderazgo en los centros
educativos, el liderazgo afectivo que tiene que ver con la capacidad para que
consigamos desarrollar la madurez emocional del alumnado y el liderazgo
pedagógico que nos hace capaces de conseguir que nuestro alumnado consiga el
mejor aprendizaje de competencias con el menor esfuerzo.
El liderazgo
afectivo viene caracterizado por cualidades como el entusiasmo, la creatividad,
la proactividad, la capacidad para fomentar el diálogo, la capacidad para
fomentar el trabajo en equipo, la capacidad para fomentar el espíritu crítico,
la capacidad para fomentar en el alumnado la toma de decisiones, y por encima
de todas, la capacidad para inspirar confianza entre alumnos y alumnas.
El liderazgo
pedagógico es aquel que consigue los mejores aprendizajes por parte de los
alumnos y requiere otro conjunto de competencias como puedan ser: capacidad
para motivar a los alumnos desde una motivación intrínseca, clarificar las
funciones de los alumnos, es decir, que siempre tengan claro qué se les pide,
capacidad para utilizar el método socrático, esto es, conseguir implicar a
alumno en su aprendizaje desde los conocimiento previos que ellos tienen,
capacidad para individualizar la enseñanza, el uso de metodologías activas, y
el uso frecuente, adecuado y democrático de la evaluación con sus muchas formas
y posibilidades.
Dentro del
liderazgo pedagógico encontramos también el liderazgo en la organización
escolar que requiere de competencias como: la capacidad de ayudar al centro a
que encuentre su identidad (Bardisa), la capacidad para implicar en nuevas
metodologías de centro como puedan ser las comunidades de aprendizaje y la
habilidad para manejar la micropolítica, las líneas de influencia y de poder
ejercido por los diferentes integrantes de la comunidad escolar.
Pero, sobre todas
estas capacidades, competencias o habilidades la cualidad fundamental para
alcanzar el liderazgo es sin duda la integridad.
Extraído de: Hué,
C. (2012). Bienestar docente y pensamiento emocional. Revista Fuentes, 12,
47-68. Sobre el autor: Licenciado
en Psicología y Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid en 1974 y
1975 respectivamente, y Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad
de Barcelona en 1994.