lunes, 8 de diciembre de 2014

Palabras de Elianta Quintero en la clausura del Diplomado en Prevención de Violencia Escolar (2014)

(Caracas, 05/12/2014) Bendita entre los docentes…así me sentía cada vez que llegaba a clases y me encontraba con un mundo sediento de respuestas, pero más allá de eso, lleno de ganas y determinación para tomar el sartén por el mango en relación con la violencia escolar. Decidí realizar el diplomado, entre otras cosas, buscando conocer de cerca la realidad de uno de los principales protagonista de esta historia: los profesores, sentí que sus testimonios, sus vivencias eran mi mejor maestro…..no me equivoqué.

Clase tras clase escuchamos atentos cada palabra pronunciada por ese maravilloso contigente de especialistas que, cada uno en su área, intento abrirnos abanicos de opciones , herramientas y estrategias que pudieran darnos la luz de esperanza necesaria para saber que podemos salir de esta. Más de una vez vi las caras ávidas esperando quizás, esa fórmula inquebrantable que pudiéramos aplicar en cualquier caso, algo como una fórmula matemática que nos diera el resultado exacto. Rápido entendimos que eso no iba a pasar; que no hay forma de eliminar la violencia en los colegios sino sanamos primero los corazones de nosotros los adultos para después blindar con valores los corazones de nuestros niños; la ecuación al contrario no funciona, simplemente porque no podemos dar o enseñar lo que no tenemos o conocemos.
 
Es posible implementar proyectos tendientes a disminuir la violencia escolar, pero si estos proyectos no son parte misma del hacer diario de los adultos en su interrelación, difícilmente se podrá aplicar entre estudiantes.
 
Implementar proyectos solamente aplicable entre alumnos es no realizar el análisis necesario para diagnosticar si la violencia escolar es sólo el retumbar de la violencia social en la escuela o si la “Escuela” es copartícipe ( conciente o no) de esa violencia social y replica en ella las causas generadoras de violencia.
 
La Escuela no debe estar ajena a la violencia de la sociedad de que es parte, pero mucho menos puede aceptar como inevitable lo que sucede en su seno. La responsabilidad social que tengamos sobre la violencia, ayudara a lograr la paz que tanto anhelamos, y tenerlos hoy aquí al frente, sólo demuestra que hay un sector de la sociedad que está muy claro de esta premisa y que está apostando al lado bueno que existe dentro de cada uno de nosotros para que , como el ave fénix , resucitemos de las cenizas en que se ha convertido esta sociedad y demostremos desde el amor, la coherencia y el compromiso de que estamos hechos .

Hoy desde esta tribuna los aplaudo de pie! Se que los buenos somos mayoría pero también se que nos ha costado mucho aprender que en la unión está la fuerza, y hoy la vida colocó a un hermoso grupo 4x4 frente a un gran reto y que, solo con el hecho de asumir esta tarea con pasión y compromiso los hace héroes de la historia contemporánea. Si cada uno de nosotros logramos aplicar sólo la mitad de la maravillosa información que recibimos durante estos seis meses, estoy segura que los resultados serán de alcances infinitos.

La violencia escolar da miedo, mucho miedo, tanto que todavía son muchísimos los gobiernos, planteles, padres , docentes, niños y jóvenes que dan la espalda y se tapan los ojos ante esta realidad, como si de esta forma se acabara el problema; pero aquí están los valientes que han entendido que la oscuridad no es más que la ausencia de luz…Nos toca ahora a cada uno de nosotros ser la luz en nuestros espacios de manera que ,en algún momento, nos convirtamos en un gran sol incandescente .

El reto está claro: Saquemos al acoso del juego.

Para finalizar quiero compartir con ustedes estas líneas de León Tolstoi:
 
 El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte.
La discusión fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder.
Viendo que por el camino avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas desarrollándolas contra él.
-Vas a ver- dijo el viento- como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras.
Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuanto más esfuerzos hacían, el hombre más oprimía su capa, gruñendo contra el viento, y seguía caminando.
El viento encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo y más cerraba su capa. Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa.
Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro.
-Ya ves- le dijo el Sol al Viento- como con la bondad se consigue más que con la violencia.

Aunque muchos pensaron que podía ser una buena reflexión para los niños, yo se la regalo a padres y maestros . Debemos arrancar de raíz nuestros arcaicos métodos de enseñanza y aprendizaje, de manera que podamos convertirnos en padres y docentes dos punto cero y así poder formar, mas que seres humanos buenos, seres humanos felices: esa es la meta.